Reseña | Teatro | Ni en pintura



Por Sabrina Alonso

“Ni en Pintura” es una obra que incluye diez microteatros inspirados en obras pictóricas de la historia del arte, pasando por Vermeer, Leonardo, Velázquez, El Greco, Zurbarán, Caravaggio y Ribera. A partir de estas pinturas, Patricia Suárez construye textos que, con humor y mirada contemporánea, reinventan los clásicos y los traen al presente.

La dirección de Pino Siano logra coordinar un elenco de diecinueve actores en una pieza armónica, donde cada microteatro aporta y se ensambla al universo creado. Se apuesta por una estructura fragmentada que logra cohesión en el tono y en el ritmo sostenido, así como en la premisa común de la que surgen las historias.


La obra logra un gran dinamismo y agilidad en la puesta en escena, pasando por momentos de reflexión pero por sobre todo de risa. El pasado y el presente se entrelazan en un dispositivo escénico que invita a mirar de otro modo las obras del canon artístico.


La propuesta de usar las pinturas como punto de partida es muy interesante y abre un juego rico entre lo visual y lo teatral. Tal vez ganaría fuerza si se animara a alejarse más de la literalidad de los personajes que se preparan para ser retratados, explorando con más libertad lo imaginativo y lo simbólico, cómo logra con acierto en la escena de “La última cena”.


Las actuaciones sostienen con gran energía el ritmo de la puesta. Cada intérprete aporta su impronta, generando escenas que combinan humor, expresividad y un notable trabajo coral.


El trabajo actoral se mueve entre distintos registros. Mientras algunos actores se acercan más al tono y la corporalidad de época, otros optan por una expresividad más moderna, produciendo un contraste que desdibuja un poco la cohesión.


En cuanto a la estética, brilla en el vestuario, logrando personajes visualmente llamativos, con vestidos y trajes de época. Los cambios de escenografía son ágiles y precisos, aprovechando con ingenio los recursos disponibles. La iluminación aporta al clima pictórico en conjunto con la escenografía y el vestuario. De este modo, lo visual adquiere un carácter pregnante, en sintonía con la temática general del espectáculo, que dialoga permanentemente con las artes plásticas a través de las obras del periodo barroco.


Si te interesa la pintura o la historia del arte, este espectáculo es para vos. Está lleno de guiños y referencias que enriquecen la experiencia. Pero incluso si no sos de ese ambiente, también vas a disfrutarlo. Las situaciones cómicas y los cuadros recreados apelan a una cultura general, a esas imágenes que todos reconocemos de algún lado y que en la obra se transforman en una fuente de humor.


En conclusión, “Ni en pintura” consigue que el arte clásico cobre vida nuevamente sobre el escenario, recordándonos que detrás de cada cuadro hay historias que siguen vibrando en el presente.

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