Reseña | Teatro | Maldita
Disciplinar a la mujer como a un perro
Por Guillermina Castro
“Maldita” de Sandra Franzen, con la dirección de Luis Romero, nos cuenta la historia
de una mujer dentro del ambiente rural pampeano en 1900, la forma en la que es
percibida y como es sofocada por el contexto que la rodea.
Antonia Bengoechea da vida a “Matilde”, una jovial e inteligente ama de casa que está
casada con un bruto y orgulloso patrón de estancia llamado “Avelino”, interpretado por
Vando Villamil. El personaje de Matilde se ve obligada (por el personaje de Avelino) a quedar
embarazada para la primavera bajo la amenaza de llevarla con las monjas. A sabiendas
de que su esposo probablemente sea infértil decide ponerse en contacto con el personaje
interpretado por Félix Santamaria “Florencio Braida”, un peón de campo con fama de
mujeriego, y (al contrario de su esposo) de ser muy fértil.
Con una escenografía austera, un tablón de madera con muchas funcionalidades, una luz
cálida y distintos sonidos rurales provenientes del fuera de escena, se logra representar
el contexto que rodea a Matilde. El vestuario también es fundamental a la hora de
ambientarnos en tiempo y espacio, si bien el personaje de Matilde siempre lleva prendas
modestas y por momentos atemporales, los personajes de Florencio y Avelino están muy
bien caracterizados en lo que respecta a los rangos que ocupan y la época a la que
pertenecen.
La elección de los actores para dar vida a estos personajes también resultó fundamental.
Tanto las interpretaciones de Antonia (con la contradicción que caracteriza a su
personaje, su aparente fragilidad y la fuerza infranqueable que sale a relucir por
momentos), como las de Vando (dando vida a un Avelino tosco, por momentos ordinario
y prepotente) y Félix (con un florencio que representa lo salvaje y lo pasional) resultan
congruentes y verosímiles. Los cantitos, las expresiones, lo corpóreo, la forma en que se
expresan y se mueven, logran captar una esencia, una esencia que se hace presente
durante los 65 minutos que dura la obra.
Una mujer, un contexto para nada favorable, limitada a ser esposa y madre, dos hombres
que solo la ven como esposa y madre, y la constante referencia a un perro, un perro que
simboliza el constante intento de disciplinamiento que vive Matilde.
“Maldita”, con Matilde como ejemplo, da vida a miles de historias de mujeres a quienes
se las intentó disciplinar y no se logró. Mujeres que fueron juzgadas por sus decisiones
y obligadas a llevar una vida de infelicidad y tristeza. Mujeres a las que se les censuró el
deseo y la posibilidad de elegir quienes querían ser.
Ficha técnica
Maldita, de Sandra Franzen
Dirección: Luis “Indio” Romero
Director asociado: Sebastián Vigo
Elenco: Vando Villamil, Antonia Bengoechea, Félix Santamaría
Vestuario y escenografía: Marcelo Valiente
Iluminación: Agnese Lozupone
Sonido: Joaquín Segade
Sala: Teatro Picadero (Pje. Enrique Santos Discépolo 1857)
Funciones: domingos a las 16.
Duración: 65 minutos.
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