Reseña | Cine | The Storm: El secreto del Gran Barco Negro
Cuando la animación deja de ser exclusivamente
para infancias
Por Luciana Britti
Bun, un niño inquieto, vive una vida tranquila
en la Bahía del Dragón junto a su padre adoptivo. Todo cambia cuando, desde las
profundidades, emerge un barco milenario que trae consigo un extraño virus
capaz de robar el alma de las personas. El primero en caer enfermo es su padre,
y Bun no tiene otra opción que emprender un viaje para encontrar la cura antes
de que sea demasiado tarde.
“The Storm”, producción china de 2025, combina
una historia de aventuras con un trasfondo mucho más serio de lo que parece a
simple vista. La animación, inspirada en el estilo de las acuarelas
tradicionales chinas, no se queda en lo estético: se siente viva, con
movimientos fluidos y momentos que te hacen sentir dentro de la escena. Hay
pausas que contrastan con secuencias de acción, logrando un equilibrio que
engancha incluso a quienes no están acostumbrados a ver animación.
Uno de los puntos más interesantes es que la
película alterna dos perspectivas: la de los adultos, marcada por la urgencia y
la preocupación, y la de Bun, con su inocencia y desconocimiento. Ese contraste
entre la fantasía de un niño y la crudeza de la realidad crea momentos que
duelen, pero también que conmueven.
A lo largo de la historia, se explora hasta
dónde puede llegar la avaricia humana y cómo, en medio de una tragedia, lo que
más se anhela es volver a la cotidianidad. Hay espacio para sonrisas gracias a
pequeños toques de comedia, pero también para lágrimas. No es un relato pensado
para infancias, sino para adultos que buscan algo que les resuene y les deje
pensando.
“The Storm” nos recuerda que la tradición y el
conocimiento pueden ser armas poderosas, y que no siempre la fuerza bruta es la
solución.
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