Reseña | Cine | El último Rodeo
Por Patricio Ferro
El último rodeo es la última película de la productora Angel,dirigida por John Avnet, que coescribió junto a su protagonista y productor Neal McDonough y completan el elenco Mykelti Williamson, Sarah Jones, la estrella infantil Graham Harvey y Christopher McDonald, entre otros.
En esta ocasión McDonough interpreta a Joe Wainwright, un prestigioso jinete de rodeo retirado luego de un accidente. Que a pesar de su vejez vuelve a una competencia internacional, para juntar el dinero necesario para poder pagar la operación que permite extraerle a su nieto un tumor cerebral.
En primer lugar, es necesario destacar las buenas intenciones de la película, que utiliza las reglas narrativas del género deportivo para contar la historia de un cowboy contemporáneo viudo, que en el ocaso de su vida busca hacer una obra de bien a su manera. Construyendo un personaje que resulta una especie de fusión entre el Bill Muny de Clint Eastwood en "Los imperdonables" y el Rocky Balboa de Silvester Stallone en su sexta película, sin estar a la altura de ninguno de los dos.
En primer lugar, es necesario destacar las buenas intenciones de la película, que utiliza las reglas narrativas del género deportivo para contar la historia de un cowboy contemporáneo viudo, que en el ocaso de su vida busca hacer una obra de bien a su manera. Construyendo un personaje que resulta una especie de fusión entre el Bill Muny de Clint Eastwood en "Los imperdonables" y el Rocky Balboa de Silvester Stallone en su sexta película, sin estar a la altura de ninguno de los dos.
Aunque el principal problema es la falta de espectacularidad de las escenas de rodeos, que si bien son la excusa narrativa, resultan también el principal atractivo. Ya que se sintetiza en muy pocas tomas que no permiten ver la destreza de los personajes, lo que hacen que no resulte atractivo para el público ya que no se muestra el riesgo al que se exponen.
En conclusión, El último rodeo es una película producida con la buena intención de contar una historia de redención cristiana, reduciendo a la mínima expresión la bajada de línea religiosa que caracteriza a la productora. Aunque desaprovechan también una buena idea y un director de trayectoria, que puso lo justo y necesario para hacerla funcionar, desaprovechando el potencial de espectáculo que le ofrece el evento deportivo que da origen al título.
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