Reseña | Cine | Vieja Loca
Locura, sexo y música pop
Por Gustavo Noriega
Resulta difícil y costoso poder hacer cine, de modo que una película con pocos personajes en
una locación casi única resulta una buena estrategia para filmar. Tal podría ser el caso de
“Vieja loca”, la ópera prima de Martín Mauregui, quien tiene una vasta trayectoria como
guionista. El título puede resultar controversial o cuestionable, por lo agresivo, pero de todos
modos, es un film de entretenimiento, de terror, excesiva, con escenas de sangre y dolor.
La pequeña pero intensísima historia es así: Pedro (Daniel Hendler) recibe un pedido
desesperado de Laura (Agustina Liendo) su ex pareja, pidiéndole que cuide de Alicia (Carmen
Maura) su madre senil. Lo que parece un favor no tan jugado, pronto se convierte en su peor
pesadilla.
Resulta que Alicia tiene un pasado íntimo, en el que hubo lugar para una sexualidad que
incluyó al menos una relación sadomasoquista. Así, se pone en juego el prejuicio que envuelve
a las personas mayores en relación a sus conflictos, sus deseos y su vida erótica; al punto que
habrá una escena sexual en medio de esta tragedia personal que vive Pedro: convertido en
prisionero de su ex suegra, que estaba al cuidado de una mujer que ha desaparecido.
La banda sonora contiene dos hits nacionales de los ´70 y los ´80 que no resultan pertinentes,
o al menos no potencian las ideas rectoras; parecen puestos de modo caprichoso. Al comienzo
suena “Luna de miel en la mano” de Virus, y más tarde “Vive”, de Sergio Denis. El de los
hermanos Moura, es celebratorio y bailable; y el otro, vibra mucho más frágil y reflexivo.
Pero en medio de un cuento ya transitado hay un hallazgo; y es la tregua que ofrece un sueño
que involucra la relación de abuelazgo, de la demente con su nieta, y donde se presenta un
original cambio de punto de vista.
Aunque se trata de cine para asustar, abreva en temas que están omnipresentes como espíritu
de época: la salud mental, la vejez y especialmente lo femenino; ya que la protagonista se
alejará de su nieta como un acto de amor hacia la niña, como una manera de protegerla.
Según Mauregui “fue necesario crear una relación festiva, divertida o de comedia entre Hendler
y Maura para contrarrestar la oscuridad de la historia, y particularmente la de esa mujer que
ha entrado en un “camino” oscurísimo”. Porque una característica de la película es que tiene la
dosis justa de humor, muy bien puesto, al tiempo que muestra fascinación por la
vulnerabilidad del cuerpo humano y la teatralidad de su mutilación.

Comentarios
Publicar un comentario