Reseña | Cine | El Portal
Por Nahuel Tesouro
La ópera prima de Mariano Argento, actor que participó como secundario en
producciones muy exitosas de nuestro cine como El Secreto de sus Ojos y El Robo del
Siglo, se divide en tres historias diferentes. Como toda antología, aunque sería más
correcto llamar relato coral a la estructura usada aquí puesto que los personajes de las
historias se entrecruzan, tiene sus altibajos.
Uno de los bajos, y en algo que es persistente a lo largo del film, se ve desde los
primeros planos, y eso es el uso de IA. Más allá de si uno está a favor o en contra de su
uso en producciones artísticas, sencillamente se ve mal la gran mayoría de las veces, y
eso aplica también aquí. Incluso la estética y fotografía del film, con los fuertes que
tiene, en muchos planos responde a una imagen similar a las producidas por IA,
culminando en un producto final que se ve extraño y poco natural.
Otro de los puntos bajos es el guion. Primero, con la historia, la cual es difícil de
describir. La temática en común entre las tres historias, todas en el mismo edificio,
todas precedidas por alusiones a momentos complicados del país (el bombardeo a Plaza
de Mayo, la crisis del 2001), y todas con participación importante del personaje
interpretado por Mario Alarcón; es el poder. En las tres historias, hay una dinámica
entre dos personajes que son familia y uno debe cuidar al otro. Sin embargo, y siempre
después de la aparición de Alarcón, la dinámica cambia y los relatos que comienzan
como puros dramas, viran al terror. El concepto está bueno, pero la estructura no
termina quedando tan bien enlazada y los diálogos muchas veces son cansinos y
repetitivos.
En cuanto a las tres historias y en el punto más alto del film, la primera de todas,
protagonizada por el autor del film Mariano Argento, es la mejor. Es la única que abraza
el aspecto bizarro y perverso que tiene el film. Con todas sus fallas, es sumamente
entretenida, impredecible, divertida y terrorífica. Lamentablemente, no se puede decir lo
mismo de las dos siguientes, las cuales no se animan a ir al extremo como su
antecesora, deambulan constantemente sobre los mismos temas y las mismas
discusiones, y tienen conclusiones poco sorpresivas.
Sin embargo sería injusto no señalar el gran fuerte que tienen las otras dos historias: las
actuaciones. Sinceras, sin exageraciones, serias y con varios actores poco reconocidos,
ayudan mucho a sacar la historia adelante.
El Portal termina siendo un film que podría haber sido mucho más como su primera
historia, y cuya solemnidad y pobre trabajo de diálogo termina haciendo que su
duración se note bastante.

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