Reseña | Cine | Matate, amor
Por Mariana Parodi
La esperada adaptación de la aclamada novela de Ariana Harwicz, Matate, amor, se estrena este jueves, siendo una experiencia cinematográfica intensa.
Bajo la dirección de Lynne Ramsay (You Were Never Really Here, We Need to Talk About Kevin), la película es un retrato crudo y visceral de la locura, el amor y la maternidad en un contexto rural de Estados Unidos.
El film cuenta con un reparto que eleva la intensidad de la historia original. Jennifer Lawrence (Los juegos del hambre), quien también es productora, se entrega a un papel físicamente exigente y emocionalmente devastador como la protagonista, una mujer envuelta en la complejidad del amor y la psicosis.
A su lado, un ambivalente Robert Pattinson encarna a su esposo, Jackson, creando un duelo actoral que es uno de los aciertos de la película. El elenco se completa con grandes figuras como LaKeith Stanfield, Nick Nolte y Sissy Spacek, garantizando una profundidad dramática excepcional.
Matate, amor se adentra en un territorio poco explorado del cine: la desidealización de la vida conyugal y la maternidad. En palabras de la directora, Lynne Ramsay, la película es para todo aquel que ha estado en una relación, pues busca capturar el peso de los momentos pequeños pero decisivos:
"El centro de esta historia se centra en la complejidad del amor y de cómo puede cambiar y transformarse a lo largo del tiempo. Busqué que fuera realista, humana, espontánea y a veces divertida, capturando los momentos que se sienten pequeños, pero que tienen mucho peso. Hay dolor y belleza en la vulnerabilidad."
Con una duración de 118 minutos, Ramsay logra trasladar el monólogo interior frenético de la novela a un thriller psicológico campestre, utilizando imágenes visuales fuertes y una atmósfera opresiva que mantiene al espectador en una espiral paranoica.
No se pierdan esta intensa y audaz exploración del subconsciente femenino.
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