Reseña | Streaming | Música | Lali en Velez
Lo que se vivió anoche en el show de Lali por streaming de Flow no fue solo un concierto, fue una masterclass de cómo se hace un show de verdad. Como aficionada a escribir, música y fan, es difícil no rendirse ante el huracán de talento, carisma y entrega que es esta artista. El streaming, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en una ventana directa a su esencia.
Desde el primer minuto, donde arrancan los acordes de "Lokura", Lali deja en claro que no hay excusas cuando se trata de darlo todo. El nivel del show es altísimo, con una producción que no escatima en detalles. Las coreografías, ejecutadas perfectamente, no le impidieron cantar cada nota en vivo, sostenida por unas coristas tan talentosas como Ayelén Zuker y Cami Ibarra. Lali se mueve por el escenario, dueña absoluta de cada rincón, demostrando una preparación física y artística digna de las más grandes estrellas pop, nuestra reina del pop.
Detrás de Lali, la banda se lució con un ensamble impecable. Los músicos potenciaron cada canción, dándole una fuerza y una solidez que atravesaba la pantalla. Y no podemos hablar de la producción sin destacar el trabajo de los bailarines. Su presencia es fundamental en cada show de la artista oriunda de Parque Patricios. Son un engranaje perfecto, un reflejo de la misma disciplina de la artista. Los cambios de vestuario, la sincronización en grupo hacen que cada coreografía sea un espectáculo en sí misma, amplificando la energía de cada canción y transformando el escenario en un verdadero show.
Lali tiene esa capacidad única de conectar con su público sin necesidad de tenerlos enfrente. Su energía es contagiosa, su sonrisa genuina y sus miradas a cámara eran un puente directo hacia nosotros, los que estábamos del otro lado. No es solo que canta y baila, es que te hace parte del momento. Sus palabras entre canciones, llenas de autenticidad y agradecimiento, te recuerdan por qué es una de las artistas más queridas del país.
La entrega de Lali es total. Se deja el alma en cada tema, en cada paso de baile. No hay pose, no hay filtro. Lo que ves es una artista que ama lo que hace y que vive cada segundo en el escenario con una intensidad que te atrapa. El show fue una montaña rusa de emociones, desde la euforia de "Fanático", "Plástico", "Mejor que vos", sus hits más bailables o los más "pogeables" hasta la vulnerabilidad de las baladas, mostrando todas sus facetas como "Incondicional", "Perdedor" y la demoledora "No hay héroes", pasando obviamente por la infaltable "Ego" y "Boomerang".
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la interpretación de "Soy". Esta canción se ha convertido en un himno, y Lali lo presentó como tal, transformando el escenario en un espacio de pura celebración. La puesta en escena, con luces que emulaban la bandera de la comunidad LGBTQ+ y drags en el escenario, fue un claro y potente homenaje a la diversidad, la inclusión y la libertad de ser uno mismo.
Esta performance no fue solo un espectáculo visual, sino una declaración poderosa: Lali utiliza su arte y su plataforma para dar voz y apoyo a una parte de la sociedad que históricamente ha sido marginada. Su show grita justicia social, demostrando que su compromiso va mucho más allá de la música, construyendo un espacio de refugio y empoderamiento para todxs.
Ver a Lali en vivo es seguir confirmando lo que muchos ya sabemos: es una artista de talla mundial. Un show impecable en lo técnico, con músicos de primer nivel, y una protagonista que se come el escenario con su pisada y su infinita entrega. Si esto fue lo que se sintió a través de una pantalla, solo podemos imaginar la locura que debe ser vivirlo en persona. Lali demuestra que el profesionalismo, la pasión y el talento son la fórmula perfecta para ser imparable. En diciembre habrá que estar en el lugar de los hechos para cerrar bien arriba el año.

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