Reseña | Teatro | Suavecita
🎭 "Suavecita" es una obra que te interpela y te sumerge en la realidad de una joven cuyo nombre no sabremos, a quien todos llaman "Suavecita". Te conmueve, te enternece hasta el punto de querer abrazarla, porque quizá todos somos un poco Suavecita: buscando cómo sobrevivir, decidiendo cómo gastar cada moneda. ¿Será para el dolor de muela, los patines de la nena o las cerámicas de la casa?
Pero Suavecita va más allá de un personaje individual. Ella se convierte en un receptáculo de todos los que se incorporan en su cuerpo, algo tan profundo como descartable.
Suavecita no es médica ni enfermera. El Doctor Rodríguez la utiliza en una terapia alternativa para pacientes terminales. Ella acepta este inusual trabajo, buscando desesperadamente cualquier medio para mantener a su hija. Sin embargo, con el tiempo, se da cuenta de que lo que ocurre es un verdadero milagro: los pacientes comienzan a mejorar, a caminar, como si esa mano suavecita fuera capaz de sanar.
La pluma de Martín Bontempo no deja cabos sueltos ni altibajos con una narrativa impecable. Me recordó a "Santería" de Leo Oyola, por esa mezcla tan particular de marginalidad y misticismo, de barrio y creencias arraigadas.
Camila Peralta, con su sólida formación y trayectoria en cine y teatro, construye un personaje tan poderoso que, me atrevería a decir, nunca la verán de la misma forma después de esta obra. El uso del espacio en escena, a pesar de ser un unipersonal, es increíble. Sus "incorporaciones" llenan el escenario, brindándonos distintas escenas y fantasías que nos transportan lejos del hospital, la mala paga y las obligaciones. Las luces juegan un papel fundamental, especialmente cuando la magia se manifiesta.
Con un ritmo que no te permite pestañear, Suavecita narra y, a la vez, dialoga: con los pacientes, con el doctor. Nos cuenta y les habla. Pero es en ese instante cuando entendes que la soledad ha estado presente todo el tiempo, incluso entre tanta gente.
Vayan a verla. 100% recomendada y cuentenme en comentarios si ya la vieron.
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