Reseña | Cine | Hurry Up Tomorrow. Más allá de los reflectores







"Hurry Up Tomorrow" es una película dirigida por Trey Edward Shults (conocido por "It Comes at Night" y "Waves") y protagonizada por The Weeknd (Abel Tesfaye), Jenna Ortega y Barry Keoghan.

Se presenta como una extensión de su universo musical, y es una pieza complementaria a su último álbum, homónimo, "Hurry Up Tomorrow". Esto subraya el carácter autorreferencial del proyecto, donde la figura de The Weeknd es el eje central de la exploración psicológica y los temas de fama, soledad y autodestrucción. La premisa central de la película sigue a un músico aquejado de insomnio (interpretado por Tesfaye, en una versión ficcionalizada de sí mismo) que se ve arrastrado a una odisea existencial con una misteriosa desconocida. Este viaje lo obliga a desentrañar el núcleo mismo de su existencia y a cuestionar todo lo que sabe sobre sí mismo. La intención es clara: adentrarse en los demonios personales que The Weeknd ha explorado en su música.

La película se siente, en gran medida, como un proyecto vanidoso y caprichoso. Tesfaye, en su rol de protagonista, parece sumergirse en su propia persona artística sin la distancia crítica o la profundidad interpretativa que un personaje ficticio requeriría. La narrativa, aunque ambiciosa, a menudo se percibe como una extensión de sus videoclips musicales, donde la imagen y el concepto priman sobre la cohesión argumental o el desarrollo de personajes más allá del protagonista. Tal vez hubiera sido un formato que funcionara para un corto pero en un largometraje de 105 min, el guión no se sostiene ni por la actuación de Jenna Ortega.

Las escenas están impregnadas de una atmósfera oscura y psicodélica, sincronizadas con una banda sonora que, si bien es musicalmente atractiva y congruente con el estilo de The Weeknd, tiende a ahogar la narrativa en lugar de complementarla. Para los fanáticos de su música, esta inmersión en su mente puede ser una experiencia en la que les brinde un entendimiento más profundo de sus letras y estética. Sin embargo, para quiénes no, la película resulta críptica, pretenciosa y muy confusa.




La actuación de The Weeknd es de los puntos más débiles de la película. No logra transmitir la complejidad emocional de su personaje por lo que resulta un rol principal con el que es díficil empatizar, lo que afecta directamente la conexión del público con la trama.

El guion, coescrito por Shults, Tesfaye y Reza Fahim, carece de claridad, su estructura fragmentada y su obsesión por el simbolismo opaca los elementos esenciales del relato. La película se desvía de una narrativa lineal, lo que puede ser intencional para reflejar el estado mental del protagonista y la dirección se enfoca más en lo estético que en lo sustancial, lo que hace que la película se sienta más como un videoclip de larga duración.

Para los fans incondicionales de The Weeknd, podría ser una ventana única a su proceso creativo y a los tormentos que inspiran su música. Para el público general, es probable que se encuentre con una obra que, a pesar de sus intenciones artísticas, se pierde en su propia autoindulgencia y no logra conectar emocionalmente, dejando la sensación de que, más allá de los reflectores, no hay suficiente sustancia para justificar el metraje.

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