Reseña | Cine | Hasta el fin del mundo
De amor, locura, y muerte
Hasta el fin del mundo (The Dead Don’t Hurt) es un western que cuenta una singular historia de amor, a mediados siglo XIX, donde el individualismo de los protagonistas es muy fuerte como para que haya una proyección de pareja. Vivienne (Vicky Krieps) de ascendencia franco-candiense, rompe la relación con un hombre avasallante para proyectar una vida junto al inmigrante danés, Holger (Viggo Mortensen, que también es el director y creó la música del film), al Oeste de los Estados Unidos cuando aún la guerra civil convocaba a patriotas de todo orígen; y es a ese llamado al que responde el nórdico, trastocando cualquier plan de familia.
La violencia de la guerra no se verá en pantalla, porque lo que interesa es la otra, cuerpo a cuerpo, de pueblo chico, con el típico salón de despacho de bebidas, malhechores y contubernios.
A pesar que la contienda termina y el muchachito –maduro- regresa sano y salvo, pasaron cosas irreversibles, que aunque no impidan recomponer la vida familiar, no durará mucho tiempo… y entonces sí habrá que matar al perro para terminar con la rabia..jpg)
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