Por Gustavo Noriega
El debate es una obra de teatro que, como si se tratara de un audiovisual, se presenta como un documental histórico. Basada en el programa de televisión “Las dos campanas” de Canal 11, -conducido por Jorge Conti y Gerardo Sofovich- que invitó a los dirigentes sindicalistas Agustín Tosco (Gabriel Rovito) y a José Ignacio Rucci (Pepe Monje), a debatir sus diferencias en febrero de 1973. Ambos debatieron durante casi una hora, mientras eran cuestionados por los periodistas. Mientras que el primero representaba a los sindicatos de la corriente clasista combativa y la CGT de los argentinos, al segundo se lo identificaba con la derecha peronista. Rucci reivindicó al peronismo como la ideología de la clase obrera argentina, caracterizándola como "socialismo nacional", aclarando que era respetuoso de todas las ideologías, que no era antimarxista ni anticomunista; y que estaba en contra de hacer discriminaciones ideológicas. Tosco reivindicó al marxismo y la lucha de clases, pero reconociendo las raíces peronistas del socialismo argentino.
"Gracias al sindicalismo argentino todavía tenemos un movimiento obrero politizado, que sabe lo que quiere y sabe a dónde va" diría Rucci, pero de eso pasaron más de cincuenta años; y si bien la obra subraya a lo largo de toda su extensión esa distancia en el tiempo, sostiene que las cosas no han cambiado… Ésta claramente es una visión sesgada, nostálgica, con poca autocrítica; ya que el mundo ha cambiado demasiado, para bien y para mal; y las consignas y marchas repetidas como latiguillos resultan tristes; especialmente si se recuerda que fueron acicates para escaladas de violencia que parecían no tener fin, y que llevaron a los protagonistas del debate, a terminar sus días de la peor manera: en la clandestinidad, ocultando su identidad, agonizando por la mala atención médica, uno; y acribillado en plena vía pública con un número de balas que pasó a la historia, el otro.
El día de su asesinato Rucci iba a leer por canal 13 de televisión un mensaje: “La realidad de nuestros días es la unión, el trabajo y la paz”. El odio no se lo permitió, ese odio que, en la canción de Nacha, se pretende exterminar con más odio.
Rucci fue el primer sindicalista "mediático" y esos medios destacaron, muchas veces con intención denigratoria, sus formas "populares" de hablar y de vestir, sin corbata ni saco, con una campera de cuero, que se transformó en un "ícono sindical". Su manera enfática de hablar su costumbre de comerse las “s”, era intolerable para la clase media urbana, especialmente de la Capital Federal y sus alrededores. También resultaba intolerable para los sectores de izquierda dentro y fuera del peronismo.
Todo esto está muy bien retratado en el teatro convertido en set de televisión con una puesta de gran producción y sí muy actualizada en el diseño escénico, la caracterización, y el sonido; donde se incluyen tandas publicitarias de época en blanco y negro.
Parte de la grabación del material original está desaparecido -se insinúa que se lo hizo desaparecer y ubica a quien lo dice en el lugar de víctima- hecho que empobrece el contenido, que al ser escaso recurre a dos presentadores/camarógrafos, en un espacio ambiguo (entre las butacas y el detrás de cámaras) que realizan acotaciones en su mayoría innecesarias.
Por su parte tanto Monje como Rovito, componen a sus personajes sin fisuras, se puede apreciar que han hecho un gran esfuerzo en el estudio de sus caracteres. Y aunque se podría suponer que no hay lugar para el humor, lamentablemente lo hay, de modo malicioso: sobre el defecto físico de uno de los periodistas y sobre la nefasta violencia contenida de los dos bandos de fanáticos armados.
Rucci debía tratar por un lado con los sectores y sindicatos peronistas ortodoxos que negociaban por separado con las diferentes áreas de la dictadura y se negaban a "mezclar" la política con lo sindical, y por otro lado con los sectores y sindicatos peronistas radicalizados y de izquierda del llamado "sindicalismo clasista y combativo", que lo atacaban por lo que llamaban su "burocracia sindical", llegando incluso a apoyar el asesinato de dirigentes sindicales, como Vandor y Alonso.
La muerte de Luis Osvaldo Bianculli, un joven de 27 años que era el secretario personal y mano derecha de Rucci, llevaron a este a declarar:
"¿Para qué peleamos tanto si al final de cuentas la mayoría de las veces las consecuencias son trágicas?"
* “La fuerza es el derecho de las bestias” es un libro escrito por Juan Domingo Perón durante su exilio, el título está tomado de una frase del filósofo romano Marco Tulio Cicerón.
Un obra muy particular quizás un poco teñida de antigua
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