Reseña | Streaming | Adolescencia
Por Mariana Parodi
"Adolescencia" ha irrumpido en Netflix como la serie del momento, generando una conversación global intensa y convirtiéndose en un fenómeno comparable al impacto de “Baby Reindeer” el año pasado. Esta miniserie británica de cuatro episodios, filmada con una audaz técnica de plano secuencia en cada uno de ellos, nos sumerge de lleno en la psiquis de un adolescente y en las escalofriantes consecuencias de la radicalización online.
La trama se centra en la detención de Jamie Miller (interpretado por el debutante Owen Cooper), un joven de 13 años acusado del brutal asesinato de su compañera de clase, Katie. A través de los ojos de su familia y la comunidad que los rodea, la serie desentraña los eventos que llevaron a esta tragedia, explorando temas tan relevantes y perturbadores como la violencia en internet, la cultura "incel" (celibato involuntario), la influencia de la "manosfera" (comunidades online misóginas), la manipulación en redes sociales y el alarmante aumento de crímenes con arma blanca entre adolescentes.
La serie no se basa en un caso real específico, pero sí se inspira en múltiples incidentes de violencia juvenil ocurridos en el Reino Unido, según revelan sus creadores, Jack Thorne y Stephen Graham (quien también interpreta al padre de Jamie, Eddie Miller). La serie surge de la profunda preocupación de Graham al observar cómo este tipo de violencia se estaba volviendo "habitual" en la sociedad.
Lo que distingue a "Adolescencia" es su valentía para abordar temas incómodos y complejos sin ofrecer respuestas fáciles. La serie no busca justificar el crimen de Jamie, sino más bien entender los factores que pudieron haberlo llevado a cometer un acto tan terrible. Se exploran elementos como el acoso escolar que sufría el joven, su baja autoestima y, crucialmente, su exposición a ideologías extremistas y misóginas en línea, propagadas por figuras como Andrew Tate, cuyo nombre se menciona brevemente en la serie.
La técnica del plano secuencia, aunque desafiante, resulta inmersiva y poderosa, intensificando la sensación de urgencia y claustrofobia. Las actuaciones son maravillosas, especialmente la de Owen Cooper en su debut y la conmovedora interpretación de Stephen Graham como el padre devastado.
La serie ha generado un intenso debate sobre la responsabilidad de los padres en la era digital, la necesidad de una comunicación abierta con los adolescentes y la importancia de estar atentos a su actividad online. La escena final, particularmente desgarradora resuena profundamente en el espectador, dejando una sensación de desolación y una profunda reflexión sobre dónde falló la sociedad.
"Adolescencia" es una serie impactante, cruda y necesaria, que pone sobre la mesa temas dolorosos y urgentes de una manera excepcionalmente lograda. Seguramente se meterá entre las mejores series del año y estará presente en la temporada de premios. Su éxito radica en su capacidad para conectar con las ansiedades contemporáneas sobre los jóvenes, la tecnología y la violencia, convirtiéndose en mucho más que una simple serie de televisión: es un espejo perturbador de nuestra realidad actual.
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