Reseña | Cine | Valor Sentimental


Por Nahuel Tesouro

Joachim Trier viene planeando hace años, desde el inicio de su carrera (de la cual relucen títulos como Oslo, August 31 o The Worst Person In The World), hacer esta película. Igual que Tarantino cuando, en Inglourious Basterds, el personaje interpretado por Brad Pitt mira a cámara y dice que cree que esta es su obra maestra, Joachim Trier hace que Renate Reinsve (Nora Borg) e Inga Ibsdotter Lilleaas (Agnes Borg) lean el guion que su padre en el film, interpretado por el siempre brillante Stellan Skarsgard, les entrega, y digan “es el mejor guion que ha escrito”. De esta forma, el director y guionista danés rompe la cuarta pared para dejar en claro que esta es la que pretende que sea su obra maestra, su película más personal.

También eso hace que numerosas líneas, situaciones e interacciones entre personajes se presten a paralelismos con la vida del director tanto antes como después de comenzar su trayectoria en cine. Tratándose Valor Sentimental, en el centro de su trama, acerca de un director de cine, cuyos mejores días están detrás de él, que intenta, con un guion majestuoso y un proyecto cinematográfico claro en mente, reconciliar su relación quebrada con sus dos hijas (una de ellas actriz), es fácil hacer conexiones. Incluso los momentos con el personaje interpretado por Elle Fanning, Rachel Kemp, una actriz estadounidense fanática del cine de Gustav Borg (Skarsgard) que desea actuar en su próximo largometraje, son muy fáciles de divisar ocurriendo en la vida real no solo de Joachim Trier sino de cualquier director europeo realizador de films en habla no inglesa y cómo debe decidir si ceder a la tentación de dirigir actores reconocidos internacionalmente, provenientes de Hollywood; o mantenerse fiel a la historia que tiene en mente, una historia que funciona mejor en su país, en su idioma, con sus costumbres.



Es una cuestión que puede parecer trivial, nimia, pero es de vital importancia para muchos directores (pienso en Almodóvar y el film Julieta) y también es de vital importancia para el contexto del film, incluso para el film dentro del film. Gustav Borg no quiere solo hacer una película exitosa que marque su regreso triunfal tras años de inactividad y lenta desaparición del foco público; quiere, a través del cine, reconectar con sus hijas, enmendar sus errores, hacer las paces con su pasado.

Ese es solo uno de los tantos temas que explora la nueva propuesta de Trier, apellido que suele ser sinónimo de buen cine en Dinamarca. La casa también resulta un personaje protagonista, siendo un elemento clave en la primera y última secuencia, los dramas de cada hija en particular son igual de relevantes que la búsqueda de Borg por llevar a cabo su película con la actriz estadounidense y en inglés, los ataques de pánico de Nora antes de una función pidiéndole a su compañero de reparto y amante que le pegue o le haga el amor. Todo eso, a través de personajes sumamente complejos y cuyas capas se van pelando lentamente a medida que avanza el metraje, explora Valor Sentimental.

Comentarios

Entradas populares